10 mayo. Biblioforum familiar 1

Fecha: 08/05/2024

Continuamos con el Biblioforum familiar con la obra «La nieta», de Bernhard Schlink, el próximo 10 de mayo.

En la primera parte de esta magistral obra, el autor comienza narrando el impactante final de la vida de Birgit , esposa de un  librero berlinés . Se conocieron en un famoso encuentro de jóvenes de ambas Alemanias en 1964 en Berlín. Se enamoraron y ella consiguió ,con la ayuda de Kaspar, huir de la RDA para iniciar juntos una nueva vida en la Alemania Occidental. La sorprendente muerte de su esposa y una carta de un editor preguntando por una novela , llevan a Kaspar a indagar en el desconocido pasado de su querida Birgit y descubrir en el relato autobiográfico que titula Un Dios severo, su dificultad para adaptarse a su nueva vida, sus complejos, sus heridas abiertas, las culpas que arrastra y de las que jamás le hizo partícipe.

Durante toda su vida, Birgit experimenta un vacío que intenta llenar de experiencias y de alcohol. Experta en borrar recuerdos a costa de huir del pasado y de no enfrentarse al futuro, escribe en sus apuntes: “ Yo convertí la RDA en una mancha blanca, una tierra incógnita, y no solo por mi hija”.

En la segunda parte de la novela, Kaspar emprende la búsqueda de Svenja, la hija recién nacida que Birgit abandonó en la RDA antes de huir. No le resulta difícil dar con ella porque en el manuscrito de su esposa se citaban muchos nombres y lugares. Siente la responsabilidad de terminar lo que su esposa por miedo no se atrevió a llevar a cabo, quiere reparar en lo posible el daño hecho y aliviar el dolor que su esposa soportó en soledad. En esa búsqueda de un pasado ignorado y silenciado va entrando en relación con personas que sobrevivieron al “telón de acero”, a la caída del muro, a la reunificación alemana  y a la “desnazificación», intentando con todos entablar diálogo, comprender  y empatizar sin renunciar a sus propios principios.

Con el anzuelo de una suculenta herencia para la hija y la nieta de Birgit y gracias a su talante conciliador, dialogante y siempre dispuesto a escuchar sin juzgar, consigue establecer vínculos con la difícil familia que ha formado Svenja en una comunidad Volkisch que idolatra a criminales del nacismo como Rudolf Hesse o Irma Gresse. Sigrun, la nieta, comienza a pasar algunas semanas con el abuelo. Kaspar le abre las puertas de su casa, de sus  recuerdos, de su corazón. No sabe bien si por salvarla de un mundo de extrema derecha negacionista de los crímenes del nacismo o porque es lo que su esposa hubiera querido. Así comienza una entrañable relación con roces y desencuentros ideológicos que el abuelo intenta superar motivando a que Sigrun se haga preguntas, busque respuestas, indague la verdad. Despierta en ella el interés por el mundo, por el arte, por la belleza, por la música, sobre todo el piano… Esas clases de piano quizá sean un  modo de escapar de una educación sectaria y extremista.

En la tercera parte, después de dos años sin verse por expreso deseo de los padres de Sigrun, ésta reaparece buscando ayuda porque se ha cometido un asesinato por parte de un grupo de extrema derecha y ella puede tener responsabilidades serias. Esta vez Kaspar con cariño pero con un tono más duro intenta concienciar a su nieta de la gravedad del caso y de lo absurdo de sus planteamientos en un último intento de liberarla de ese mundo en el que se ha criado. 

Estamos ante una novela absolutamente recomendable para comprender la historia de Alemania desde el fin de la segunda guerra mundial hasta nuestros días. Muchos de los temas que afectan a los personajes, han sido problemas sociopolíticos de la sociedad alemana en este último siglo. El personaje de Kaspar es enormemente atrayente, la virtud es su carta de presentación, nos muestra un amor incondicional a su esposa, nos enseña que se puede educar sin imponer, corregir sin humillar, tolerar sin claudicar. Kaspar encarna los valores del humanismo europeo: amor a la libertad, búsqueda de la verdad, importancia de la educación, el respeto y la tolerancia, el progreso y la cultura.

Ana Nava Gutiérrez