Fecha: 17/04/2023
Seguimos el curso con muchas ganas de descubrir nuevos libros. El próximo 21 de abril hablaremos de las obras «Primera sangre» y «El primer hombre».
«Primera Sangre», Amélie Nothomb
Hablamos de un libro fiel al estilo de Amelie, con frases cortas, palabras concisas y escueto en descripciones. En este caso será su propio padre el protagonista y narrador, contando su vida antes de que ella naciera.
Consigue la autora que cojamos mucha simpatía a Patrick, un niño huérfano de padre y de madre descastada que pasa su infancia al cargo de sus abuelos. Vive una infancia de extremos. Por un lado, sus abuelos maternos le tienen muy protegido, pero se relaciona sólo con adultos, y eso trae carencias. Y por otro lado, su abuelo paterno, algo excéntrico, rodeado de hijos hambrientos y ruidosos, que le hacen enfrentarse a la vida con cierta valentía. Allí aprenderá a compartir, a pasar frío, y ampliar sus horizontes vitales.
Esa primera sangre que nos señala el título estará en una sorprendente limitación que la vida le ha traído y a la que tendrá que acostumbrarse ya que se enfrentará a ella en diferentes y difíciles situaciones que la autora nos irá desvelando a su debido tiempo.
Su profesión de diplomático le enseñará a tener mucha sangre fría para enfrentarse a complejas y obtusas negociaciones en las que su vida y la de otros muchos está en peligro y dependen del éxito de sus argumentaciones. Hay algunos momentos en el libro que nos ponen los pelos de punta y nos devuelve a esa Amelie capaz de aunar tragedia y comedia en un mismo relato y llevar a sus personajes de la mano hasta donde ella quiera que lleguen.
Un bonito homenaje al que debió ser una gran persona, forjada en una biografía intensa e interesante, traída a nuestros ojos en la obra número treinta de esta prolífica y extravagante escritora.
Reseña: Inés María Castrillo (@hablamos_de_un_libro)
«El primer hombre», Albert Camus
El primer hombre es la obra póstuma del escritor Albert Camus, fallecido en accidente de tráfico en 1960. El manuscrito de la novela en que trabajaba se encontró en el maletín que portaba en su automóvil. Se editó por primera vez en 1994 conservando las anotaciones y correcciones del propio Camus en su inconclusa obra.
De la mano del protagonista, Jacques Cormery, nos adentramos en la infancia del autor. Su familia paterna de origen alsaciano tuvo que emigrar a Argel cuando el Imperio Alemán se anexionó Alsacia y Lorena en 1870. La familia materna que procedía de Menorca emigró también huyendo del hambre. Así se convirtió en emigrante , hijo de emigrantes y entró a formar parte de esa raza de hombres, mujeres y niños de todos los tiempos y lugares que deben abandorar su país por culpa de la guerra o del hambre . Los de origen francés que nacieron en Argel durante la colonización francesa fueron denominados despectivamente “pieds noirs”.
La novela comienza con el relato de su nacimiento en condiciones penosas por el lugar y las circunstancias familiares. Con menos de un año se queda huérfano porque su padre fallece en la Primera Guerra Mundial y la familia se traslada a casa de su abuela materna en los suburbios de Argel . A lo largo de la novela van apareciendo las personas más importantes en la vida del protagonista : su maestro de primaria, su madre, la abuela , sus amigos de la infancia, su profesor de instituto …y siempre presente el padre que nunca conoció . La decisión de visitar la tumba de un hombre desconocido para él, pero con el que le une un fuerte vínculo , le hace tomar conciencia de la necesidad de saber más cosas de su padre, de conocer sus raíces, de bucear en los órigenes de su propia existencia pues intuye que ahí está la respuesta a ese “vacio atroz” que le ha perseguido siempre: “He intentado descubrir yo mismo, desde el comienzo, lo que estaba mal, ya que nadie a mi alrededor podía decírmelo. Y ahora reconozco que todo me abandona, que necesito que alguien me señale el camino y me repruebe y me elogie, no en virtud de su poder, sino de su autoridad, necesito a mi padre” (Nota 19).
De las escuetas palabras que consigue de su madre y de los recuerdos que otros le han contado, va elaborando el verdadero retrato de su padre , un hombre humilde que aprendió a leer con veinte años, trabajador infatigable, valiente ,ecuánime y de buen carácter , sacrificado por su familia …alguien de quien sentirse orgulloso.
De su madre recuerda su juventud , su belleza y su dificultad para oir y hablar correctamente debido a una enfermedad en su infancia. Aceptó con resignación la muerte de su marido , nunca se quejaba . El duro trabajo para sacar adelante a sus dos hijos sirviendo en casas y limpiando para otros y la tremenda pobreza de aquel “reino de miseria” no facilitaba el tiempo para la ternura y los recuerdos del padre fallecido en la guerra. Sin embargo, en la niñez todo eso no se echa de menos cuando tienes una pandilla de amigos con los que jugar todo el día a batallas callejeras y baños en la playa, aunque luego te cuesten los latigazos de una abuela que ejercía su autoridad de un modo tan cruel.
Con una gran calidad literaria y manejo del alfabeto emocional , el autor nos va desvelando la historia de su vida , los anhelos de su alma y la realidad de una familia en la que como él mismo reconoce se hablaba poco, no se leía ni se escribía. La pregunta es ¿cómo es posible que un niño criado en los suburbios, en una familia prácticamente analfabeta consiga ser Premio Nobel de Literatura en 1957? Indudablemente el genio estaba ahí pero siempre se necesita alguien que sepa verlo y te señale el camino para desarrollar ese talento. Cómo el propio Albert Camus reconoce y agradece en la carta a su viejo profesor de primaria :” He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese sucedido nada de esto”. La respuesta a dicha carta nos desvela así mismo que su maestro no sólo le preparó intelectualmente sino que parece haber adoptado el papel del padre ausente que aquel niño tanto necesitaba:“Creo conocer bien al simpático hombrecito que eras y el niño, muy a menudo, contiene en germen al hombre que llegará a ser».
Reseña: Ana María Nava Gutiérrez