Fecha: 16/01/2025
El buen desarrollo de los bebés es fundamental para que tengan un crecimiento sano y acorde a la edad. Para saber más sobre este tema, estuvimos con Carolina Martínez, fisio y osteópata pediátrica, que pudo estar con las profesoras de la Escuela Infantil. En este caso les habló sobre «Atención temprana en niños de 0 a 3 años. Hitos evolutivos, estimulación y signos de alarma».
- ¿Cómo saben los padres si su hijo necesita acudir a la fisioterapia pediátrica?
Sobre todo cuando hay problemas en la alteración de la estructura del bebé, tipo tortícolis o algún aplanamiento de la cabeza. Y también cuando hay retrasos o alteraciones en el desarrollo motor. Cuando el bebé no hace los hitos dentro de los períodos normales, sobre todo de forma asimétrica, es cuando debemos de preocuparnos.
- ¿Cómo ayuda la fisioterapia pediátrica en el desarrollo físico de los bebés?
Hay que ayudar en dos partes muy diferenciadas, porque a la vez se integran. Por una parte está la parte estructural del bebé, esa parte más musculoesquelética, cuando hay alteraciones digestivas. Por otro lado, la funcionalidad del bebé: cómo están desarrollándose sus miembros superiores, sus brazos, sus manos, o esa asimetría en todos sus movimientos. Es muy importante ayudarles de estas dos formas. No solamente tratando con terapia manual toda esta estructura, sino dando lo que los papás llaman “ejercicios para hacer en casa”. De esa forma el bebé puede ir integrando de una forma normalizada y global todos sus movimientos.
- ¿Qué problemas físicos son los más frecuentes y cómo solucionarlos con fisioterapia?
Los físicos más frecuentes son las tortícolis que pueden ser congénitas, es decir, que el bebé ya nazca así. También son muy frecuentes las que vienen a posteriori, porque todos los bebés nacen con una preferencia de lado. Es muy importante enseñar a los papás esos cambios posturales para que esa preferencia de lado no se convierta en mantener la posición del cuello siempre en el mismo sitio, lo que da lugar a una tortícolis. Además, estas tortícolis, tienden a aplanar un lado de la cabeza. Esto provoca que el bebé vaya a tener un desarrollo alterado y asimétrico. Estas circunstancias pueden dar lugar a problemas a nivel orofacial, que en sí, los padres se dan cuenta porque provoca problemas con la lactancia materna o artificial, e incluso alteraciones digestivas (…).
- ¿Cómo pueden ayudar los padres en el tratamiento y el desarrollo físico de su hijo?
Creo que lo más importante es formar a los padres. A mí me gusta darles charlas, talleres, incluso antes de tener ese bebé. De esta manera, los padres ya saben cómo va a evolucionar, entienden sus movimientos y saben detectar cuando algo no va bien (…).
Lo primero que hago es eliminar interferencias. Muchas veces pensamos qué hacer, y no nos damos cuenta que hay muchas cosas en nuestro entorno que alteran el desarrollo de ese bebé. Por ejemplo, familias que a lo mejor tienen por costumbre tener un televisor siempre encendido, o una pantalla siempre encendida, y como esto está integrado en nuestro día a día, no son conscientes de cómo está perjudicando eso a ese niño (…). O el abrigarles demasiado, sea verano o invierno. Muchas veces, en la consulta me encuentro a los bebés con la misma ropa, con los calcetines, leotardos, el pantalón, en verano. Es imposible, primero, que ese bebé pueda tener una buena percepción de su cuerpo y que tampoco sentirá el contacto de los padres, porque tiene tantísima ropa que es imposible.
Y luego, en segundo lugar, en función del tipo de bebé que tengamos y las alteraciones que hayamos encontrado, daremos unas pautas u otras de cambios posturales (…). Los papás no suelen saber que los bebés, primero, se desarrollan a los lados. De hecho, un bebé nace con una preferencia de lado, con la cabeza ya girada a un lado. El desarrollo es así, primero de lado a lado, y luego ya alcanza esa línea media (…). Este tipo de estrategias del día a día me gusta integrarlas en la vida diaria de la familia, que no sea como un entrenamiento (…).
- ¿Cuáles son los signos de alarma más comunes?
En primer lugar, uno importantísimo es que a los tres meses no haya control cefálico. En este aspecto hay mucha confusión. ¿Qué es control cefálico?, ¿qué significa esto? Pues que un bebé pueda mantener la cabeza recta, sobre todo cuando el bebé está tumbado boca abajo. El bebé tiene que poder mantenerse apoyado con sus antebrazos y tener ya la cabeza controlada y erguida, y desde ese control central, ir girando hacia los lados y poder movilizar bien su cuello (…). Otro muy importante es que entre los seis y ocho meses, ese bebé tenga interés por desplazarse (…).
Un niño tiene que querer descubrir el mundo, y lo hacen desplazándose por ellos mismos.
También que a los once meses ese bebé, él solo, en una superficie horizontal, se apoye y se ponga de pie. Esto es muy importante también a nivel estructural, a nivel de caderas, porque en esa bipedestación es cuando el bebé va a empezar a madurar las caderas. Y como hito máximo, a los 18 meses, una marcha autónoma, que se confunde con los primeros pasos del bebé, que no es lo mismo. Los primeros pasos no son cuando un bebé por sí mismo se levanta desde el suelo torpemente, dando esos pasitos. Esos son primeros pasos. Una marcha autónoma es otra cosa, una marcha autónoma es que yo me levanto con soltura del suelo y camino ligeramente, incluso soy capaz de volverme a agachar, coger un juguete del suelo, seguir caminando.
- ¿Qué mitos deben evitar los padres?
Los que más escucho son los relacionados con las etiquetas del niño. “Es que mi hijo es un vago y no quiere moverse”, eso lo dice muchísimo. Cuando vemos que un bebé no tiene interés por el entorno o no tiene interés para desplazarse y conocer ese entorno, no es que haya nacido vago, es que algo está pasando y tenemos que ayudarle. Es nuestra función y nuestra responsabilidad como padres y como profesionales.
Otra cosa que se dice mucho es: “Mi bebé no se mueve nada, pero sonríe y hace la pinza”. Al ver estos signos de comunicación, ya se quedan tranquilos. Pero no debe ser así. No solo es importante el desarrollo del lenguaje o el desarrollo de la motocicleta fina, sino que todo parte desde el desarrollo motor (…).
Otro mito es que como cada niño tiene su ritmo, hay que respetarlo, hay que esperar (…). Pero, si yo tengo herramientas para fomentar y animar a ese niño a moverse más, a moverse mejor, a interesarse por las cosas que le rodean, por las personas, para comunicarse mejor también, ¿por qué no lo vamos a hacer? (…). Siempre digo, hay que levantarse y moverse, no quedarnos sentados y a ver qué pasa.
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