Relato de una antigua alumna: Rocío Birlanga, estudiante de Periodismo
Cada año, el colegio realiza una comida para que todas las antiguas alumnas podamos continuar viéndonos una vez que hayamos empezado nuestro propio camino. Este año el día elegido fue un viernes, 22 de noviembre a las 13 horas. Y fue a esa hora cuando ya estábamos muchas de nosotras con ganas de volver a ver el colegio, hablar de nuevo con nuestras profesoras y de encontrarnos con nuestras ex-compañeras. Lo primero que tuvimos fue una Misa celebrada por el capellán del colegio, Don José María, quien nos ha acompañado durante nuestros años escolares.
Aunque algunas no pudieron acudir a esta reunión anual, igualmente estuvieron presentes, mientras las demás recordábamos los años que pasamos estudiando, pequeñas anécdotas divertidas y momentos en los que creíamos que el mundo se iba a terminar debido al estrés y los nervios. Preguntas como: “¿Qué estás estudiando?” o “¿Qué tal tu experiencia en la universidad?”, eran oídas una y otra vez al igual que sus respuestas.
La comida se realizó en nuestro antiguo comedor, donde hacía mucho tiempo que no entrábamos. Por lo que como si volviéramos a ser estudiantes, realizamos la pequeña rutina de coger bandejas, hacer cola y esperar a que nos sirvieran la comida. Para ahondar aún más en nuestros recuerdos, antiguas alumnas y profesoras nos sentamos en las mesas para alumnas, entablando conversaciones divertidas, es decir; hablando por los codos sin casi probar un bocado. Una vez que terminamos, para continuar con nuestra reunión y sin tener ganas de separarnos, tomamos café o té, junto con unos donuts de acompañamiento. A continuación, otra tradición de nuestro colegio ¡Cómo no ir a ver la talla de la Virgen que se encuentra en el patio, para seguir pidiéndole, como siempre hemos hecho, por nuestras intenciones
Después, en una acogedora tertulia, no paramos de contar cosas sobre nuestras respectivas carreras, sobre nuevas amistades que hemos hecho en la universidad y situaciones en las que nos hemos visto metidas por primera vez.
Puedo decir que fue un día en el que mis años de estudiante en Fuenllana volvieron a mi memoria de golpe, haciendo que me diera cuenta que aunque solo había pasado casi un año y medio me resultaba una eternidad todo ese tiempo, pues sentía que había cosas que habían cambiado. Volver a ver a mis compañeras, como ellas a mí, es una gran experiencia ya que son muchos momentos, los que hemos pasado todas juntas. Tras mi experiencia en ese fantástico día, solo puedo decir que espero con ganas a la próxima quedada para volver a vernos y continuar con nuestras conversaciones. Porque sí, aún quedan muchas cosas que contarnos.
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